Asesoría gratis

Igual el título del post es demasiado clickbaity, pero prometo que no era esa la intención 🙂

Hace unos días, manteniendo esa constante en mi vida de no dejar sin pisar cualquier charco que se me ponga por delante, le recomendé a un fundador el no dar «condiciones especiales» a advisors. Pero antes de seguir, viene el obligatorio…


DISCLAIMER: Este artículo es una crítica al modelo, y en ningún caso a las personas con las que habrá establecido o no esa relación, ni a las personas con las que yo he tenido este tipo de acuerdos en el pasado. Todas las personas que tengo en mi cabeza a la hora de escribir este artículo tienen más track-record (a.k.a. patrimonio obtenido en el sector) que yo.


Sigamos.

Generalizando, más o menos el tema viene así: un fundador con escasa experiencia, quizá de forma sugerida por un inversor, se plantea que para reforzar un aspecto de la empresa en el que le falta conocimiento podría tener cerca a un experto para que le asesore. Normalmente la retribución suele ser propiamente en acciones/opciones o en un descuento a la hora de invertir, y dado que alguna condición habrá que poner por escrito, se fija algo tan abstracto como «mantener una reunión telefónica al mes». Y una vez firmado todo, es dónde las expectativas empiezan a flaquear. Principalmente, porque el modelo no aporta valor tangible, y creo que no lo aporta porque directamente no lo tiene. Así que vamos a echar un ojo a esta y otras formas en las que un accionista puede interactuar con una startup, y bajo mi opinión en cómo se deberían retribuir:

  • Advisoring pactado: como he dicho, creo que este modelo no aporta valor real, porque no hay periodicidad ni compromiso suficiente como para que pueda aportar valor. Los consejos que se puedan recibir bajo este modelo los podemos englobar en una categoría llamada «campeonatos de obviedades». En una llamada al mes (o cualquier fórmula parecida) se desconoce el día a día (cuando precisamente es el actuar sobre la realidad lo que distingue la obviedad del valor). Y una llamada (o reunión) no dura horas sobre las que poder extenderse. Así que el valor recibido es limitado. Y por tanto, creo que escuchar obviedades siempre debiera salir al módico precio de gratis.
  • Advisoring en profundidad: Esto suele ser bajo demanda o una vez al año (para cerrarlo y preparar el siguiente). Piensa en un offsite de pocos días, pero suficientes como para tratar los temas en profundidad. La empresa tiene a mano socios con conocimientos específicos que puede usar. Y a cambio, la empresa corre con todos los gastos asociados al offsite, y lo plantea de la fórmoda más cómoda posible para ellos. Y ya.
  • Trabajo profesional: esto es una zona llena de minas porque, aunque se tenga la mejor intención, pueden pasar 2 escenarios: (1) que alguien crea que la inversión condiciona el trabajo (por ej, «está invirtiendo por ahí para luego recuperarlo vendiendo su consultoría de producto»), o (2) que, por decirlo suavemente, que al finalizar el trabajo haya una clara divergencia entre la materialización de las expectativas de ambas partes. Por tanto, mi recomendación sería no pisar este charco, y si se decide, mejor tratarse con una relación normal de proveedor/cliente pagando a nivel de mercado. Las «rebajitas» en estos escenarios los carga el diablo.
  • Mentoring diario: Pongo mentoring por no poner «cuando sabes que puedes llamar a cualquier hora a un inversor porque el valle del sufrimiento se te hace demasiado largo». Yo en estos casos lo que he hecho ha sido evitarles la dilución en la siguiente ronda, pagando entre los fundadores. Estas relaciones salen con el tiempo, así que no se pueden plasmar en un contrato a priori. Tampoco nada garantiza que alguno de los inversores pueda ser un apoyo en el día a día. Así que cojámoslo con pinzas también, recordando que hay que ser generoso con los que ayudan más allá de lo requerido, y que las expectativas las carga el diablo.
  • Puesto en el consejo: un consejo de administración es un órgano legal en el que se está sujeto a diferentes regulaciones y hay que cumplir con obligaciones. Lo que se tiene en una empresa en fases iniciales es otra cosa (muy parecida al primer punto de la lista). Así que si has tenido que crear puestos en tu consejo para personas que no han invertido, no leas consejos de desconocidos de internet y retribuye a nivel de mercado. Y si lo que tienes es una estructura para simplificar que los inversores te puedan bloquear ciertas materias en fases iniciales, corre con los gastos de asistencia y gracias.
  • Comisionistas de Madrid: (y digo Madrid porque parece ser una profesión más habitual allí que en otros sitios). Mis principios me hacen repudiar este tipo de situaciones, pero alguien más cínico (lo que viene a ser con más experiencia) puede hacer el cálculo del retorno y tirar para adelante. No tengo opinión, pero en general no lo haría.

Resumiendo: que en los años que llevo en el sector, ni he visto que tenga sentido pagar por consejos esporádicos sin profundidad, ni creo que haya argumento a favor de retribuir con acciones en vez de con dinero. Doy fe.

Pero…

Alguien se estará preguntando: ¿y no crees que haces el gilipollas ayudando gratis mientras otros inversores se ponen de perfil? Pues es una pregunta interesante que merece ser respondida.

Honestamente, a veces sí. Hay algún caso en el que la implicación ha sido larga, y lo menos habré pensado «ya verás la caja de Lego más maja que me envían entre todos para Navidad». Y para entonces, ya ni te acuerdas. En todo caso, 2 reflexiones:

  • Echar una mano es puro egoísmo. Colaboro porque quiero que vaya bien, dado que como inversor voy a ser el primer beneficiado. El gen español de «me niego si a otros también les favorece» no lo tengo activado. Si es tu caso, busca ayuda.
  • Me sale el dealflow por las orejas. El hecho de no tocar una participación que no haya pagado e intentar ayudar en lo posible, genera que me lleguen más ofertas de las que puedo valorar. Honestidad y trabajo… como en la bandera de Brasil pero en versión inversor tecnológico.

Así que ni tan mal lo de ayudar gratis.


Y ya que estamos, aprovecho este último párrafo para decir que esto no es un publirreportaje. Que salvo follow-ons y «amigos que esta vez sí lo van a petar» no estoy buscando oportunidades. Lo único que tengo de verdad es la mala costumbre de meterme en problemas pisando charcos 🙂